lunes, 2 de marzo de 2009

¿Y qué entiendo por Psicodrama?


Fue más bien la curiosidad que otras cosas, lo que me llevo a éste caminar por los senderos del psicodrama; con mis pocas horas de experiencia, con mis pocos pasos en este camino, me parece igualmente corto lo que puedo hablar al respecto, pero éste, es mi intento de hacerlo, un intento para ti que lo lees, para mi es un logro.

Alguna vez escuché que alguien decía, que éste era un método que permitía poner en acción al alma de los seres humanos, y sinceramente esta definición mágica me encantó; por cierto definición bastante irreal, inexacta, imperfecta, en cuanto habla de que se moviliza aquello que no tiene una existencia como tal, al menos en el mundo real, pero acaso en esa semirrealidad, en ese sueño que se pone en marcha al activarse una escena ¿importa?

Yo agregaría que además de poner en acción mi alma, el psicodrama me permite ser un espectador de ello, y eso es lo que me parece maravilloso; ser al mismo tiempo, espectador, protagonista del mundo, de mí mundo. Ahí la fuerza, el poder, que esta manera de ver el mundo tiene para mí. Poder ser el dios casi-perfecto, el acechador; la víctima suplicante que, inmóvil por el dolor que le ocasiona su postración en esa alfombra de corcho latas invertida, parece no tener otra opción que seguir tendida ante la perfección inalcanzable; todo esto sucede ante la mirada cansada de una monja gruñona, esclavizada por sus propios ritos, mecanizada ante la costumbre de la rutina, y la tristeza enorme, que esta iglesia en ruinas, hogar de estos personajes, mis personajes, me lleva a darme cuenta que no se vivir de otra manera.

Pero no termina ahí, además de protagonizar y ser consciente de esta trama, soy el ser que crea y re-crea, ahí la magia continúa, se expande, permitiéndome materializar lo impensable, mis miedos, mi dolor; crear y recrear el refugio calido y tranquilo del que me nutro; el movimiento doloroso de lo nuevo, el caminar, el moverme, el continuar.
El experimentar la renuncia dolorosa, tantas veces como la necesite, porque ¡renuncio a la perfección! Aún con mi dolor, es más, precisamente por mi dolor, por mi tristeza. Porque me doy cuenta que puedo moverme, que puedo hacer, que puedo generar, porque me doy cuenta de mi poder, y desde este nuevo lugar, elijo re-crear mi historia.
Tal vez no tengo una definición teórica para el psicodrama, pero esto, es para mí.

Ramon Rocha Romero

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